Siguiendo los pasos de los cohetes chinos

 

Desde la Asociación Astronómica de Andratx continuamos nuestra labor de rastrear y monitorizar los objetos visibles que se encuentran en gran parte dentro de los límites de la órbita baja terrestre.

Desde hace unos años atrás, el gigante aeroespacial chino, la agencia espacial china CNSA (Chinese National Space Administration) ha llevaddo a cabo múltiples lanzamientos desde sus instalaciones en Wenchang, donde se incluyen los lanzamientos tripulados a la Estación Espacial China (Tiangong), misiones de aterrizaje automatizado en la superficie lunar, o lanzamientos satelitales de defensa e investigación a las órbitas Baja (LEO) y Media (MEO) terrestres.

Dichos lanzamientos han dado lugar a múltiples avances científicos con el transcurso del tiempo hasta nuestros días, pero no es baladí mencionar que dichos lanzamientos también han sido la causa de múltiples problemas tanto en las órbitas como en la superficie de nuestro planeta. Las segundas etapas de los cohetes CZ-2, CZ-4 y CZ-5 se convierten en proyectiles fuera de control tras quedarse sin combustible, para posteriormente caer sobre la superficie de la Tierra, o alcanzando de manera caótica órbitas como la de la Estación Espacial Internacional (ISS) o la propia Estación Espacial China.



Ha habido varios avisos de caída de los restos de un Booster chino en los últimos meses, y por desconocimiento, se han visto momentos curiosos en las boletines de noticias internacionales, donde por suerte, este tipo de basura espacial ha caído al océano sin causar daños.




Aunque no todos caen a Tierra y mantienen su velocidad orbital, la cual es importante mantener estos restos monitorizados en cada paso de órbita, si hay modificación de ángulo o velocidad, es indicio de una colisión , lo cual desemboca en diseminación de restos, pudiendo provocar una reacción en cadena todavía más peligrosa para los satélites que se encuentren en órbita.




Es importante no solo mantener una vigilancia constante de la órbita, por escueto que sea el lapso de tiempo del que disponemos, sino también mantener un contacto continuo con los catálogos de objetos en órbita e ir comparando los datos recogidos, con la predicción matemática catalogada. Un registro distinto de altura, velocidad y ángulo pueden ser el inicio de un caos orbital.

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